LA EVANGELII GAUDIUM VA A DAR MUCHO QUE HABLAR
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El pasado 24 de Noviembre el Papa Francisco publicaba la exhortación apostólica Evangelii gaudium, la alegría del Evangelio, documento que vamos a comentar.
En las primeras líneas de la exhortación, el Papa nos dice cual es el objetivo de la misma: invitar a los cristianos a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.
Se trata, por tanto de un texto que, después de leerlo, no lo deberíamos guardar en una estantería para siempre, sino que tenemos que usarlo con frecuencia durante los próximos años, si es que nos tomamos en serio la nueva evangelización.
Ya estamos un poco acostumbrados al nuevo estilo y lenguaje de este Papa.
En la Evangelii gaudium, Francisco recoge las enseñanzas de sus predecesores, sobre todo de Benedicto XVI, y nos pone las pilas, en todos los sentidos de esta expresión, para salir al mundo a comunicar la alegría del Evangelio.
Desde hace 2000 años tenemos en nuestras manos la Buena Noticia que nos trae Jesucristo y que no se puede permitir que nadie, en el mundo actual quede sin conocer una noticia tan extraordinaria como esta.
Nadie queda al margen de esta tarea evangelizadora. En la exhortación hay palabras dirigidas a obispos, sacerdotes, catequistas, voluntarios de Cáritas, y en definitiva, a cualquier bautizado.
Después de hablarnos de la importancia del cambio de mentalidad de los católicos y de un análisis de la situación del mundo y de la Iglesia actual, ya vienen las indicaciones concretas de cómo llevar adelante la nueva evangelización. Así, se tratan temas como la piedad popular, la homilía, la catequesis, y, muy ampliamente, la dimensión social del anuncio y vivencia del Evangelio.
Lo que tenemos entre manos es algo muy serio, pero también muy alegre. Sabernos poseedores de la mejor de las noticias nos tiene que hacer vivir con profunda alegría y comunicarla a los demás.
La Evangelii gaudium va a dar mucho que hablar. Es necesario y urgente hacer algo nuevo, y este es el primer paso. Como siempre, invito a leerla. Merece la pena. Vivir alegres no tiene precio.
Miguel Ángel Álvarez Pérez