FELIZ AÑO 2013. EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE PROTEJA

FELIZ AÑO 2013. EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE PROTEJA

Miguel Ángel Álvarez PérezDurante los últimos días del año viejo y los primeros del nuevo repetimos a todos los que nos encontramos, sea cual sea el lugar, el mismo pensamiento: “feliz año”. Supongo que hacemos esto por educación y de una forma más o menos sentida. Al fin y al cabo desear algo bueno a los demás no puede ser malo, aunque los deseos no sirven para nada, porque nada hacen cambiar. Lo único que queda de ellos es saber que eres correspondido por el afecto de algunas personas a las que quieres especialmente y de otras, que, cuando menos, no son enemigos directos… pero nada más.
Reconozco que no siento especial simpatía por las felicitaciones de año nuevo, y, como mucho, lo máximo que hago es responder con un “igualmente”, pero nada más.
Particularmente me gusta mucho más la bendición que leemos en la primera misa del año. Es del libro de los Números (6,22-27):
El Señor habló a Moisés: «Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.» Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»
Es verdad que desear algo bueno a alguien o a todo el mundo es el primer paso para poder hacer algo que ayude a los demás. Pero también es verdad que en la mayoría de los casos sólo nos quedamos en ese “primer paso”, por lo que los deseos que no inician un proceso, al final, no sirven de nada, son palabras vacías y perdidas.
Pero, si nos parece que todo está perdido, aún nos queda un plan “B” que puede hacer que las cosas sean substancialmente distintas. Esto se produce cuando convertimos los deseos en oraciones. Si lo que hacemos es una oración estamos confiando nuestros deseos al que sí puede hacer todo lo bueno que necesitamos. Cuando acudimos a Dios y le presentamos las necesidades de los demás y las nuestras él nos escucha y siempre nos concede lo que más nos conviene en cada momento.
No me desees un feliz año nuevo. Mejor pide para mí la bendición del libro de números. Yo también la pido para ti: “que el Señor te bendiga y te proteja…”.
Nos vemos en el 2013. Un abrazo.
Lugo, 31 de diciembre de 2012.

Miguel Ángel Álvarez Pérez
Párroco de San Froilán

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